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¿Cómo planificar una estrategia de sostenibilidad energética para tu empresa?

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¿Cómo planificar una estrategia de sostenibilidad energética para tu empresa?

como planificar una estrategia de sostenibilidad para tu empresa
¿Cómo crear una estrategia de sostenibilidad para tu empresa?

¿Sabes de qué manera planificar y diseñar una estrategia de sostenibilidad energética para tu empresa? Hoy en TotalEnergies te damos todos los detalles que tienes que conocer para realizarlo con éxito. 


Introducción a la sostenibilidad energética y su importancia para las empresas.

Con sostenibilidad y eficiencia energética en las empresas nos referimos a todas las acciones, políticas y medidas que se toman con el fin de disminuir la emisión de gases de efecto invernadero y con ello la huella de carbono de los negocios, al mismo tiempo que se aumenta la rentabilidad económica. 


Estamos ante un término que cada vez adquiere más relevancia en el contexto actual. La transición hacia fuentes de energía más limpias, renovables y eficientes es cada vez más urgente y necesaria para garantizar un futuro saludable y habitable para todos. Por eso, las compañías que apuestan por la sostenibilidad energética se posicionan como líderes en su sector y contribuyen a la transformación del sistema energético hacia uno más responsable y comprometido con el medioambiente y la sociedad.


Análisis de la situación actual de la empresa en términos de consumo energético y emisiones de carbono

Para poder implementar una buena estrategia de sostenibilidad en tu negocio es necesario seguir una serie de pasos. Estos te proporcionarán todos los datos que necesitas conocer para tomar decisiones fundamentadas y que conlleven cambios reales. 


Recopilación de datos energéticos

Para comenzar el proceso de mejora energética en una empresa es esencial llevar a cabo una recopilación exhaustiva de los datos energéticos de la organización. Esto implica conocer tanto los gastos en materia de energía generales como los específicos por áreas o procesos en particular. Esta información no solo permitirá comprender el consumo real de la empresa, sino que también ayudará a identificar puntos y zonas que es posible optimizar, evitando así derroches innecesarios.


Medición de emisiones de carbono

El siguiente paso es medir las emisiones de carbono (GEI), tanto directas como indirectas, que libera la compañía en todos los procesos que se llevan a cabo. La fórmula para mediarla no es complicada: consiste en multiplicar el dato de actividad o de consumo por el factor de emisión. Para ello existen herramientas y metodologías distintas; por ejemplo, el Protocolo de Gases de Efecto Invernadero o GHG Protocol o la norma ISO 14064.


Además, los datos de actividad se desglosan en tres tipos de alcances diferentes, distinguiéndose, de este modo: 
•    Alcance 1: emisiones directas que se generan a partir de los trabajos y las actividades que se llevan a cabo en la empresa. Por ejemplo, el gasto en combustible fósil que se efectúa para que la maquinaria funcione.  
•    Alcance 2: emisiones indirectas relacionadas con el consumo energético obtenido y también consumido por la compañía. 
•    Alcance 3: otro tipo de emisiones indirectas que se crean a partir, por ejemplo, de desplazamientos por trabajo, distribución de mercancía, fabricación de envases utilizados, etc. 


Una vez que se tiene esto claro, los pasos que se tienen que seguir para el cálculo de la huella de carbono son: 
•    Elegir el año del que se desea calcular las emisiones. 
•    Marcar unos límites. 
•    Estudiar y recaudar los datos de consumo. 
•    Efectuar los cálculos multiplicando los datos de actividad por los diferentes factores de emisión. 


Unido a todo esto, es imprescindible realizar también una evaluación del impacto ambiental general del negocio. De este modo, se conocerán no solo las emisiones de carbono, como ya comentamos, sino el consumo de agua, la generación de residuos o la contaminación del ambiente, por ejemplo.


Evaluación del desempeño energético

Por desempeño energético de una empresa entendemos la relación que existe entre la eficiencia energética, el uso de la energía y su propio consumo. Es la norma ISO 50001:2018 la que marca de qué forma es posible medirla. Es preciso, para ello, constituir diferentes indicadores que contemplen y aborden aquellas medidas energéticas que la compañía, por una parte, considere más importantes y, por otra, de las que sea posible conocer y realizar un seguimiento de su cambio y de su evolución.


Si se cumplen las medidas de manera satisfactoria y se efectúa todo lo propuesto, lo más probable es que el monitoreo arroje unos datos positivos, indicando que las actividades de la empresa son más eficientes y que, por lo tanto, se están cumpliendo los objetivos propuestos. En esta línea, y cuando ya se cuente con conclusiones sólidas, pueden compararse con la media o con los estándares dentro del propio sector profesional para saber en qué punto concreto se encuentra el negocio.  


Identificación de oportunidades de mejora

Una vez se conocen todos esto, si las cifras resultantes son negativas, estaremos ante áreas que pueden mejorarse energéticamente. Es decir, zonas o aspectos donde aumentar la eficiencia energética y el ahorro, disminuyendo el gasto, la contaminación y el impacto medioambiental. Unido a esto, otra gran idea es hacer partícipes a los propios empleados para que colaren con ideas de progreso. Al final, conocen desde dentro y de primera mano cómo funcionan todos los procesos en los que participan. 


Asimismo, estas medidas no solo contribuyen a la protección del entorno, sino también a la satisfacción de los trabajadores y a crear un entorno laboral más sano, al mismo tiempo que mejoran la imagen y reputación del negocio, lo que puede resultar en una ventaja competitiva a medio y largo plazo.


Establecimiento de objetivos de sostenibilidad energética y definición de indicadores clave de rendimiento (KPIs)

Para hacer realidad el aumento de sostenibilidad de una compañía hay que establecer ciertos objetivos y definir los indicadores clave de rendimiento o KPIs. Los llamados Key Performance Indicator o indicadores clave de desempeño en español, son un tipo de métricas que se usan para englobar la información referente a la producción o bien eficacia de una empresa. Estos informan del grado o porcentaje de progreso en cuanto a los objetivos perseguidos por la compañía. 


Definición de objetivos claros

Para poder definir los KPIs correctos, hay que atender a que cuenten y cumplan con diferentes condiciones. Solamente de esta manera, los objetivos proporcionarán una dirección clara para caminar hacia una buena estrategia de sostenibilidad energética. En concreto, tienen que ser los llamados SMART o inteligentes, cuyas características son: 
•    Alcanzables: es decir, realistas en cuanto a las posibilidades de la empresa. 
•    Relevantes: que sea importante para el propio progreso de la compañía y para su prosperidad. 
•    Medibles: o lo que es lo mismo, que pueda realizarse un seguimiento efectivo de los mismos. 
•    Periódicos: que sea posible estudiarlo habitualmente o cada cierto tiempo. 
•    Exactos: se debe seleccionar solo el fragmento o fragmentos de los mismos que arrojen resultados más exactos. 


Selección de indicadores clave de rendimiento (KPIs)

Poder identificar y definir los KPIs más adecuados para la empresa es quizás, el paso más importante, puesto que, si no se eligen aquellos que pueden ser realmente determinantes, el trabajo desempeñado no servirá de nada. Los KPIs de sostenibilidad ambiental, en concreto, son aquellos que miden la disminución de emisiones contaminantes y sustancias nocivas para el medioambiente. Por lo tanto, estudia la relación de la compañía con el entorno, la comunidad y la sociedad en general. 
Algunos de los KPIs de sostenibilidad que se pueden utilizar son: cantidad de agua que se consume, materias primas que se usan, huella de carbono, emisiones de dióxido de carbono, ciclo de vida de los materiales utilizados y de los productos fabricados, o cantidad de energía que se consume. 


Cuantificación y seguimiento de los KPIs

Como ya comentamos, el hecho de que los indicadores se puedan medir es imprescindible, puesto que de esta manera es posible conocer los resultados, recopilar los datos y cuantificar todos los índices establecidos. Esto puede llegar a ser delicado y laborioso, por lo que siempre se puede contar con el apoyo de aplicaciones y tecnología para observar y seguir los KPIs. Por ejemplo, equipos de gestión energética o sistemas de monitorización que utilizan software especializado. Esto no solo hará más sencillo el trabajo, sino que los resultados y los datos que se consigan serán más exactos y objetivos. 

 

Benchmarking y comparación

En el momento en el que se obtienen los datos, llega el momento de usarlos y de sacarles provecho. Esto es posible de diferentes formas. En primer lugar, se pueden utilizar para usos internos, a través de los cuales se perfeccionen procesos y trabajos relativos con el funcionamiento corporativo. De igual forma, son rentables para comparativas con otras empresas de la misma industria y con los estándares del sector. Esto puede ayudar a diferenciarse de la competencia y obtener una ventaja significativa. 


Comunicación y participación de los empleados

Los empleados son uno de los eslabones imprescindibles de todos los negocios, incluido en el camino hacia la sostenibilidad. Su participación en el cumplimiento de los KPIs es fundamental para asegurar la concienciación y compromiso para con los objetivos, lo que, al mismo tiempo, facilita el camino hacia el éxito. 


Identificación de áreas de mejora y selección de medidas de eficiencia energética y reducción de emisiones

Para identificar y seleccionar de manera correcta las áreas de potencial mejora, así como las medidas para disminuir las emisiones y aumentar la eficiencia energética, se tienen que seguir una serie de pautas. 


Auditoría energética

Una de las acciones más indicadas y recomendables a llevar a cabo es una auditoría energética profunda y exhaustiva. Gracias a ella, es posible calcular el consumo de cada aparato y conocer el consumo energético real por áreas, además de las medidas para recortarlo y el potencial ahorro que se obtendría con esto. Además, ayuda a identificar si se está derrochando energía en algún punto, así como las necesidades de cada zona y las posibilidades de implementar fuentes de energía renovable. 


Análisis de consumo y patrones energéticos

Al igual que ocurre con las auditorías energéticas, los análisis y estudios por parte de la propia empresa de los patrones energéticos seguidos, y del consumo que se ha hecho a lo largo de cierto tiempo, por ejemplo, gracias a la realización de informes, puede ayudar a conocer en qué puntos es necesario optimizar el uso de la luz o donde se está desperdiciando energía


Priorización de áreas de mejora

Una vez que se conocen las áreas en las que es necesario disminuir el consumo de energía, es necesario priorizarlas. Eso sí, siempre hay que tener en cuenta factores como los costos asociados a los cambios, las posibilidades reales de llevarlo a cabo y su potencial real de mejora. En función de esto, se decidirá por dónde comenzar y de qué manera hacerlo.  


Selección de medidas de eficiencia energética

Saber elegir y seleccionar las medidas adecuadas para aumentar la eficiencia energética es indispensable, puesto que garantiza que los objetivos establecidos se cumplan de la manera esperada. En este sentido, hoy en día existen multitud de tecnologías y sistemas que, puestos al servicio de las empresas, pueden ser de gran ayuda para lograr esto. Algunas de ellas son: 
•    Equipos de paneles solares: la instalación de un sistema de autoconsumo es una de las mejores maneras de optimizar y reducir el gasto de luz, al mismo tiempo que se disminuye la huella de carbono del negocio. 
•    Instalación de sensores: especialmente útil para algunas estancias, como pueden ser los baños o las zonas de paso. De esta forma, solo se encenderán las luces cuando se necesario, apagándose cuando dejen de detectar movimiento. 
•    Colocación de termostatos: tanto para calefacción como para aire acondicionado. Se pueden programar de tal manera que el equipo de climatización se apague en el momento que se alcance la temperatura deseada. 


Evaluación de viabilidad y retorno de inversión

Como ya puntualizamos, hay que tener muy en cuenta en todo momento la viabilidad real de las medidas, tanto de forma técnica como económica, así como el retorno de la inversión efectuada. Esto implica conocer si son factibles de implementar sin que afecte, por ejemplo, a la producción, a la economía o al funcionamiento normal de la compañía. 
Para evaluar todas estas variables, lo ideal es realizar una estimación detallada de varias posibilidades, junto con todos los factores a tener en cuenta, y en base a esto tomar una decisión informada sobre las acciones que mejor se ajusten a las necesidades contempladas.


Involucramiento de los empleados

Por último, no hay que perder de vista la posibilidad de involucrar a los propios empleados en todo el proceso. Siempre pueden aportar una visión diferente, generando ideas interesantes e innovadoras. Por ejemplo, los trabajadores pueden identificar problemas de consumo de energía en las áreas de trabajo o sugerir cambios en los horarios de trabajo para aprovechar más la luz natural. 


Planificación de la implementación de las medidas y asignación de recursos necesarios

En el momento en el que se ha estudiado todo al detalle y se han tomado todas las decisiones pertinentes, te toca el turno a la planificación de implementación de las acciones y de la asignación de recursos necesarios. 


Priorización de medidas

Como ya puntualizamos anteriormente, es indispensable saber qué medidas priorizar por encima de otras, valorando siempre su coste, viabilidad y resultados esperables. 


Establecimiento de metas y objetivos

Para cada cambio y medida hay que marcar ciertas metas y objetivos. Recuerda, estos siempre deben ser SMART: específicos, medibles, alcanzables, relevantes y con límites de tiempo. 


Desarrollo de un plan de implementación

Sin un buen plan de implementación detallado, no se puede comenzar con el proyecto de sostenibilidad. Este servirá de guía en cada paso, por lo que debe incluir todas las medidas necesarias para mejorar la eficiencia energética, especificar las actividades a realizar en cada momento y establecer responsabilidades y plazos para cada tarea. Una idea recomendable es dividir el plan fases si es necesario, con hitos específicos y fechas límite para la ejecución de cada una de ellas.


Asignación de recursos

Para cada medida hay que asignar los recursos necesarios: desde el personal, hasta el presupuesto y la tecnología, entre otros. Esto pasa por elegir los más relevantes en todos los aspectos, tanto para el objetivo perseguido, como en el aspecto económico, por ejemplo. 


Comunicación interna

Tal y como mencionamos previamente, el compromiso y la participación de todos los trabajadores no puede pasarse por alto. Es crucial para que todo el proyecto salga adelante. 


Implementación progresiva y evaluación de resultados

La ejecución de las medidas debe ser progresiva y gradual, de manera que se puede monitorizar el progreso. De este modo, es posible conocer si están funcionando correctamente y, de no ser así, se podría retroceder o introducir cambios a tiempo, evitando pérdidas de recursos. 


Mejora continua

Tras la finalización de los procesos y conociendo los resultados, la evaluación de sostenibilidad nunca debe dejar de realizarse. Es decir, todo el proceso tiene que ser recurrente y cíclico.

 
Monitorización y evaluación del progreso y ajustes necesarios en la estrategia de sostenibilidad energética a lo largo del tiempo

Es fundamental que la monitorización y evaluación de los progresos sea reiterativa. Hay que tener en cuenta que estamos ante un sector y un ámbito muy cambiante en el que se necesita una mejora continua. Además,  es importante destacar que la evaluación de sostenibilidad no puede ser un proceso aislado, sino que debe ser estar presente en toda la cadena de suministro y organizacional. 


¿Por qué elegir una empresa energética que apuesta por las energías renovables?

La sostenibilidad es una preocupación cada vez más creciente entre la población y la sociedad en general. Por esta razón, todas aquellas empresas que apuesten por ella, sepan implementar medidas para reducir la huella de carbono y aumentar la eficiencia energética, contarán con una ventaja competitiva, atrayendo a más consumidores y a más talento entre sus plantillas. 
Además, al apostar por los negocios que cuentan con las energías limpias y, por lo tanto, reducen su consumo de combustibles fósiles, se está contribuyendo significativamente a la lucha contra el cambio climático y creando un futuro más sostenible para todos.


Beneficios fiscales por la adopción de energías renovables en las empresas

Cada vez son más los beneficios fiscales que se ofrecen por el uso de energías renovables en las empresas, con el fin de incentivar su utilización y, con ella, disminuir la huella de carbono de la industria, que a lo largo de las últimas década ha alcanzado niveles más que preocupantes. 
Algunos de los incentivos más destacados en este aspecto son: 
•    Bonificaciones de hasta el 50% de la cuota del Impuesto de Actividades Económicas, como así establece la Ley 51/2002, de 27 de diciembre, de reforma de la Ley 39/1988, de 28 de diciembre, Reguladora de las Haciendas Locales.
•    Deducción del 10% de las inversiones de carácter medioambiental en el Impuesto sobre Sociedades y de las inversiones ejecutadas en bienes del activo material nuevos destinados a beneficio de fuentes de energías renovables, como está dispuesto en el Real Decreto-Ley 2/2003, de 25 de abril, de Medidas de Reforma Económica (BOE 26-4-03).
•    Bonificación de hasta el 50% de la cuota íntegra del Impuesto sobre Sociedades en el caso de viviendas en las que se hayan instalado sistemas homologados, también establecido en el Real Decreto-Ley 2/2003, de 25 de abril, de Medidas de Reforma Económica (BOE 26-4-03).
 

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